julio 27, 2024

Disfunción Eréctil: un desequilibrio multifactorial ocultado que tiene solución

La disfunción eréctil (DE) es definida por el National Institute of Health (NIH), como “la incapacidad de alcanzar o mantener la erección del pene lo suficiente para lograr una relación sexual satisfactoria”. Sin necesidad de recurrir a infinidades de estudios, se puede deducir que esto ocasiona desequilibrios a nivel físico, emocional, mental y en nuestras relaciones de pareja. A pesar de ello, en nuestra cultura, es un tema que prácticamente no se habla, ya que -tal como dice su diagnóstico clínico-, es considerado una “disfunción” (alteración o deficiencia funcional de un órgano); etiqueta que hace que quien la padece piense que hay en él algo defectuoso, que es poco frecuente, o que está destinado a tomar medicamentos de por vida. Sin embargo en la práctica, me atrevo a decir que es más bien una condición o desequilibrio multifactorial, muy común, en el cual no solo se encuentra una causa, sino múltiples que coexisten entre ellas (vascular, traumática, post quirúrgica, neurológicas, endocrinas, inducidas por drogas licitas o ilícitas, depresión, ansiedad, estrés, etc.), y que puede ser pasajera con un tratamiento adecuado, siendo la mayor brecha para llegar a ello, la falta de difusión de los nuevos tratamientos existentes, como las ondas de choque.
Las ondas de choque se han posicionado a nivel mundial como una de las pocas alternativas de tratamiento curativo para los desequilibrios en la erección, ya sea que se desee abandonar y/o complementar la terapia farmacológica. Sus efectos se basan en la capacidad angiogénica y de regeneración tisular, es decir, que favorecen la formación de vasos sanguíneos nuevos, mejoran la calidad de los vasos ya existentes, y produce un rejuvenecimiento del pene en su totalidad, que va desde los cuerpos cavernosos hasta la piel. El tratamiento consiste en sesiones semanales, de aproximadamente 20 minutos, ambulatorias, no invasivas, indoloras, que no requieren de preparación previa, ni de reposo. Su efecto comienza progresivamente a evidenciarse, en la mayoría de los casos, a alrededor de las tres semanas desde su aplicación.
En Kinesiología Integral Plenitud, se atiende a cada paciente desde un punto de vista holístico, identificando las causas y ofreciendo soluciones que sean perdurables en el tiempo. Y por sobre todo que lo entregado en cada sesión, ya sea a través de la tecnología (ondas de choque), y/o coaching, sean brindados con empatía, respeto y confianza.

“Que la plenitud alcanzada sea algo que se irradie, se contagie y sea la mejor publicidad y recomendación”.

POR DENNISE SALDIVIA MALDONADO
Kinesióloga, MBA en Salud, Fundadora– Kinesiología Integral Plenitud

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