La maternidad supone encontrar un nuevo Yo, no mediante la separación e individualización, como ocurre en la adolescencia, sino mediante la fusión con ese ser dependiente al que cuidar. Sin embargo, si este proceso no se nombra, comprende y gestiona correctamente puede incidir en el bienestar psicológico y en la salud mental.
“Sólo espero que algún día esto se sienta bien”, refería una mujer mirando a su pequeño hijo.
En Chile, estudios tempranos indican que la prevalencia de depresión a las ocho semanas postparto es de 20,5%, mientras que un 41,3% de las mujeres presentaría sintomatología depresiva y/o ansiosa entre los dos y tres meses posparto.
Y es que al ser madre en nuestra sociedad se nos empuja a un vacío en el que hoy no hay reconocimiento, respeto ni apoyo por las necesidades de la diada madre-hijo, y continuamos una cadena vista por generaciones en donde la maternidad es sinónimo de cansancio y sacrificio a diario.
Sin embargo, ser y sentirte madre supone un proceso, una transición y este camino tiene nombre, se llama MATRESCENCIA, neologismo con el que Dana Raphael posicionó la transición a la maternidad, una fase vital transformadora e irreversible, digna de ser nombrada, valorada y estudiada.
Una etapa de desorientación y reorientación, un momento en donde se sacude todo lo que eras para convertirte en alguien nuevo, diferente, una transformación. Un momento en donde tejer redes de apoyo y compañía, como haríamos con nosotras mismas en el período de la adolescencia, se hace necesario y urgente. Porque puede existir un entusiasmo por redescubrirnos, pero también se encuentra en proceso un duelo por dejar de ser quien eras, naciendo de nuevo junto a tu bebé, creándose así un antes y después de ser madre.
Y si el bienestar del bebé se encuentra relacionado con el bienestar de su madre, se hace importante recordar que maternar es cuidar del bebé y cuidarse a sí misma, con toda la complejidad que amerita poder implementar esto. Por eso es relevante que como sociedad comencemos a crear un escenario diferente de maternidad, un mundo que reconozca este gran y desafiante rol, porque el amor materno es el principio de la sociabilidad humana. Y porque el placer y el bienestar pudiera ser nuestra organización natural y original de maternar y hoy podemos ir construyéndolo, o tal vez es ir recordándolo, para que así la madre pueda ser todo para su hijo, estando todos aquí para esa madre.
Comienza hoy a hacerlo posible y pregúntale, en calma y con atención, a esa madre reciente que tienes cerca ¿Cómo estás? y ¿En qué podría ayudarte? Vamos a hacerlo diferente, vamos a cuidar a quienes cuidan, transformando y cultivando una nueva sociedad, sostenida, acompañada, JUNTOS.
Por Aneschka Babaic Levill
Mujermadre, Trabajadora Social y Fundadora de Mimatrezencia