diciembre 22, 2024

Los motivos más frecuentes de por qué los niños no dejan de orinarse

El urólogo pediatra José Antonio Sepúlveda detalló que las disfunciones miccionales son un grupo de condiciones médicas, algunas muy simples de manejar y otras más difíciles, donde el síntoma más importante es que los niños se hagan “pipí”, goteen o manchen su ropa interior”.

Acudir a levantar al hijo en la mañana y notar que está húmedo porque se orinó en la noche, o tener que salir siempre con un recambio de ropa porque en cualquier momento se hace “pipí”, son situaciones comunes en padres de niños pequeños que pueden tener diversas explicaciones médicas, y muchas de ellas están marcadas por la involuntariedad de la conducta.

El centro de la micción madura a los dos años, por lo tanto antes de esas edad los padres deben recurrir a los pañales. “Quitar el pañal genera un daño al niño, apurarlo es malo, porque cada uno tiene un tiempo de madurez distinto, cada quien es diferente a otro”, afirma el urólogo pediatra José Antonio Sepúlveda.

Sí advierte que hay límites o plazos que en general se manejan, que es sobre los dos años o dos años y medio, donde “el niño solo pide que le quiten el pañal, y eso tiene que ver con la madurez del centro de la micción”, explica el especialista.

Es necesario comprender que la micción, el hecho de orinar, es un control involuntario. Tener deseos de orinar, que la vejiga se contraiga y el esfínter se relaje, es una tarea que pertenece al sistema nervioso autónomo, por eso “cuando le recriminan a los hijos por qué te hiciste pipí”, el niño no entiende, porque el tema es involuntario”.

Las disfunciones miccionales son un grupo de condiciones médicas, algunas muy simples de manejar y otras más difíciles, en las que hay algún grado de alteración en la coordinación nerviosa de este acto, y donde el síntoma más importante es que los niños se hagan “pipí”, goteen o manchen su ropa interior.

Se debe conocer que la vejiga tiene una inervación, posee receptores colinérgicos que le permiten relajarse e ir llenándose hasta el momento que “anuncia” a los receptores “tengo ganas de hacer pipí”, que es un primer aviso, después hay otro y un tercer aviso o aviso inminente, que es cuando se debe acudir orinar sí o sí. Ahí se estimulan otros receptores que están destinados a contraer la vejiga suavemente, y el esfínter que está generando continencia urinaria, se relaja; es una coordinación vesico-esfinteriana. En este caso hay un conjunto de enfermedades generadas por la descoordinación entre ambos.

El doctor Sepúlveda explica que las disfunciones miccionales son muy frecuentes en las niñas de entre cinco y siete años de edad, porque se aguantan. Además, son más pudorosas, prefieren hacer “pipí” en su casa más cómodas. Necesitan más intimidad.

En tanto, con los niños sucede que se aguatan porque quieren jugar, entonces posponen el primer deseo, el segundo, hasta que llegan al deseo inminente y ahí acuden corriendo al baño, o se hacen “pipí” o gotean lo suficiente para aliviarse, y darse un tiempo más para seguir jugando.

El profesional llama a diferenciar que en el caso de los niños, como orinan apurados, no terminan de evacuar y les quedan en el prepucio algunas gotas que mojan el calzoncillo, pero no es que tengan alguna patología.

Enuresis o incontinencia nocturna

Los niños que presentan enuresis no tienen relación con problemas nerviosos o de coordinación entre la vejiga y el esfínter.

Hay casos en que durante el día los infantes controlan muy bien su ida al baño, pero todavía a los cuatro o cinco años se orinan en la cama durante la noche. En general en estas situaciones hay un antecedente familiar importante; algún adulto se hizo “pipí” hasta tarde, 10 o 12 años.

Estos niños tienen un umbral de sueño muy alto, no se despiertan fácilmente, entonces el deseo miccional no lo sienten, por lo tanto no se levantan y se hacen “pipí” en la cama.

El otro factor que se ha identificado, es que tienen una alteración en la secreción de la hormona antidiurética o vasopresina, que en la noche aumenta su secreción, y evita la producción de orina. Como esa función está alterada, la cantidad de orina es igual de día y noche, y la vejiga del niño se llena más rápido. “Este problema no es de los hijos, no es voluntario, y pese a esto hay niños que son castigados por hacerse “pipí” en la noche, cuando no tienen responsabilidad”, critica el especialista, agregando que un momento el centro de la producción de la hormona antidiurética madura, y se regulariza la micción en  la noche.

Eso sí, el urólogo pediatra advierte que cuando los niños se orinan después de los cinco años deben acudir al médico, porque se deben realizar tratamientos. “Muchas de las condiciones, enfermedades, que tienen que ver con disfunciones miccionales en la infancia, tienen un tratamiento simple, fácil, y que pasan necesariamente porque los papás escuchen la explicación de lo que les está pasando a los niños”, aseguró el doctor Sepúlveda.

Lo importante es que la población comprenda que muchas de las disfunciones miccionales en la infancia no tienen que ver con que el niño quiera o no quiera orinar, él no decide lo que le está ocurriendo.

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