Diariamente nuestro organismo toma contacto con numerosas sustancias químicas que, de forma voluntaria o involuntaria, incorporamos a través de la alimentación, farmacoterapia o incluso con el simple hecho de respirar. Lo anterior puede derivar en que dichas sustancias reaccionen entre sí, de formas que podrían resultar beneficiosas o nocivas para el organismo humano, por lo que estos procesos se deben analizar de forma oportuna cuando implican un riesgo para la salud del paciente.
Entonces, podremos decir que existe una “interacción” cuando el efecto normal de un medicamento se ve alterado por la actividad de otro fármaco, los alimentos, nutrientes o alguna sustancia tóxica, existiendo diversos tipos de interacciones, donde se pueden presentar incompatibilidades observables tanto al momento de preparar el medicamento, como mientras éste sigue la ruta a su sitio activo, intenta dar lugar a sus efectos, o mientras trata de ser eliminado por el organismo, entre otros mecanismos descritos.
Si bien, de las múltiples interacciones reconocidas y estudiadas a la fecha, solo una proporción menor se asocia a efectos clínicos significativos, su aparición comúnmente se ha vinculado a una menor adherencia al tratamiento farmacológico y a un aumento en el número de consultas médicas por problemas derivados de la medicación, ambos asociados a estados de salud desmejorados y generalmente evitables con una adecuada monitorización.
Frente a este fenómeno, es importante recordar que las interacciones responden en esencia a la naturaleza química de las sustancias en cuestión o la forma en la que éstas actúan en el organismo, por lo que no se trata de una propiedad solo atingente a los medicamentos convencionales, si no que puede involucrar a los alimentos, suplementos, productos herbarios, entre otros, de ahí que sea relevante entregar toda la información con respecto a su uso en el contexto de la atención sanitaria, para que en el momento en que sea prescrito un nuevo medicamento se evalúen todas las posibles interacciones, sobre todo aquellas asociadas a algún efecto negativo, al igual que ante cualquier duda será prudente consultar con el especialista que prescriba el tratamiento o con el químico farmacéutico durante su dispensación, quienes podrán valorar cualquier riesgo inherente.
Por LUIS GONZÁLEZ BURGOS
Químico Farmacéutico, Ms. Tox. Escuela de Medicina Universidad de Magallanes