Aunque en la actualidad todavía persisten factores que dificultan el acceso a fármacos, para las enfermedades de mayor prevalencia uno de los principales motivos de fracaso terapéutico es la falta de adherencia a la medicación. Esto ocurre por varias razones, como la dificultad para gestionar la medicación crónica, el no completar tratamientos en su extensión total, las posibles reacciones adversas relacionadas a los fármacos, o incluso pensar que el uso de un medicamento no es importante, siendo esto último algo que suele ocurrir en patologías cuyas primeras etapas cursan con escasos síntomas, como, por ejemplo, la hipertensión arterial.
La falta de adherencia al tratamiento, concepto que abarca a toda medida contemplada en la terapia del paciente, se considera un problema de salud pública, ya que favorece la evolución de las enfermedades, repercutiendo en un mayor gasto en salud y desmedro en la calidad de vida del paciente.
Entonces, nos preguntaremos ¿de qué manera podemos optimizar la gestión de la medicación? A continuación, algunas sugerencias que podrían ser de utilidad dependiendo del contexto:
• Crea un hábito: Busca acciones de tu día a día e intenta asociarlas con los horarios de toma de los medicamentos, conforme ambas sean compatibles, con tal de crear una rutina bien establecida.
• Adapta tus recordatorios: Utiliza lo que más te acomode para no olvidar tus medicamentos y llevar un control de la terapia, desde dejar notas en lugares visibles hasta crear un diario o un calendario de registro.
• Utiliza apoyo tecnológico: La mayoría de los dispositivos móviles permiten programar alarmas como recordatorio y también existen aplicaciones gratuitas que posibilitan realizar un seguimiento integral de la terapia. El uso de pastilleros, conforme el tipo de medicamento lo permita y se aseguren buenas condiciones de almacenamiento, puede resultar útil.
• Utiliza apoyo profesional: Algunos recintos asistenciales o farmacias cuentan con servicios de atención farmacéutica donde te podrían ayudar a estructurar tu medicación de la forma más organizada y favorecer la adherencia.
Ahora, si ya he olvidado tomar una dosis, siempre será importante contar con información previa de un profesional o consultar el prospecto para saber qué hacer, ya que la acción específica depende del tipo de fármaco y las características de la terapia prescrita, pero a modo general no se recomienda duplicar la siguiente dosis para compensar el olvido, y administrar la dosis perdida solo si es que ha transcurrido menos tiempo del que falta para la siguiente.
Por LUIS GONZÁLEZ BURGOS
Químico Farmacéutico, Ms. Tox. – Escuela de Medicina
Universidad de Magallanes
