Las aftas o llagas bucales corresponden a lesiones aisladas o múltiples que afectan principalmente la mucosa del interior de las mejillas y labios, las encías, el paladar o los bordes de la lengua. Se trata de un problema de salud muy frecuente (al punto que hasta un 60% de la población podría sufrirlas en algún momento de su vida) cuya etiología es desconocida, pudiendo estar asociado a factores inmunitarios, genéticos o microbiológicos, entre otros.
La aparición de las aftas es progresiva, iniciando con sensación de picor o quemazón en la zona afectada, donde posteriormente se desarrollará la lesión que se clasificará en función de su tamaño, sintomatología y duración.
Aftas menores: Lesiones de tamaño menor a un cm, superficiales y de resolución espontánea en aproximadamente una semana, durante la cual cursan con dolor agudo.
Aftas mayores: Lesiones de tamaño mayor a un cm, pueden afectar los vasos sanguíneos circundantes y presentan una resolución más lenta (semanas o meses), tras lo cual pueden dejar cicatrices.
Estomatitis aftosa recidivante: Lesiones múltiples de pequeño tamaño (menor a tres mm), con brotes periódicos pero de frecuencia errática.
Si bien estas lesiones son generalmente benignas y autolimitadas, pueden producir molestias de variable intensidad, afectando incluso la alimentación del paciente. Así, el tratamiento de las aftas tiene un enfoque sintomático y suele basarse en el uso de medicamentos tópicos (ejemplo: geles o enjuagues), que tienen por objetivo reducir tanto el dolor, mediante anestésicos como la benzocaína, promover la recuperación de la mucosa, a través de agentes como el ácido hialurónico, y/o disminuir el riesgo de sobreinfección, utilizando antisépticos como la clorhexidina. Cualquiera de estas medidas debe acompañarse de una adecuada higiene bucodental para optimizar los resultados del tratamiento.
En el manejo de las lesiones, será importante consultar a un especialista si aparecen aftas de gran tamaño, que no cicatricen en un lapso de dos a tres semanas o si hay signos de sobreinfección, así como si se presentasen otras lesiones en la piel o mucosas, se desarrollan episodios muy recurrentes o el cuadro cursa con fiebre, pérdida de peso y/o malestar generalizado, ya que esto pudiese hacer necesario plantear otro tipo de intervenciones.
¿Cómo prevenir las Aftas Bucales?
Aunque no se tiene certeza absoluta de como prevenirlas, diversas intervenciones parecen ser beneficiosas para ello:
1. Mantener una alimentación equilibrada, restringiendo el consumo excesivo de sal o alimentos excesivamente ácidos, picantes o calientes.
2. Mantener una buena hidratación consumiendo agua con frecuencia.
3. Mantener una buena higiene bucal, visitando periódicamente al odontólogo, usando cepillos dentales suaves (renovándolos cada 3 meses) y ceras de alivio si se usan aparatos de ortodoncia.
4. Evitar el estrés excesivo.
LUIS GONZÁLEZ BURGOS
Químico Farmacéutico, Ms. Tox., Escuela de Medicina Universidad de Magallanes