Me gustaría dar un abordaje práctico para confrontar el estrés, en vista que en la actualidad es una de las principales causas de inicio y mantención en las patologías de salud integral, tanto al generar una serie de síntomas, como al afectar nuestra motivación al cambio. Para esto tomemos conciencia respecto de tres áreas a trabajar.
1) Nuestra situación actual base: si no estamos bien en torno a la alimentación, el sueño, la percepción que tenemos de nosotros mismos, y en general el mantener un grado básico de bienestar, estamos en desventaja ante cualquier situación estresante, o de cualquier otro tipo. No podemos esperar dar el 100% de nosotros, si la “bencina” que consumimos, es de mala calidad. Tenemos que invertir inicialmente en nosotros para estar lo más preparados a la hora de enfrentarnos al estrés. Esto no significa seguir lo que la sociedad considera necesariamente saludable (ellos más bien esperan que seamos adecuados), lo que debemos buscar es nuestro bienestar y el ideal de nosotros mismos.
2) El negativismo y la pérdida de la esperanza: Cada vez que estamos ante una situación que nos genera gran preocupación y ansiedad (síntomas del estrés) tendemos a visualizar únicamente los resultados negativos, lo cual nos lleva a tener gran malestar y que busquemos cómo evadir dicha situación al mismo tiempo que nos hace creer que esto durará mucho tiempo, o incluso que no cesará. Piensa de forma POSITIVA, entrénate para ver en los problemas, en los otros y en ti mismo, las oportunidades de salir adelante, y conseguir lo que quieres, y ten en cuenta que cada día que pasa y que invertimos en las soluciones, el malestar disminuirá, e incluso en algún momento desaparecerá, para dar lugar a algo mejor.
3) El discurso interno: Aprendamos a hablarnos, pero no para culparnos, o maltratarnos por cómo no hemos salido de los problemas, sino para animarnos, descubrir soluciones (creativas e incluso locas), y para entender dos cosas muy importantes, somos responsables de resolver nuestros problemas, y trabajando activamente para ello, podemos hacerlo. Entrena esta habilidad, conversa sobre ti, exprésate con otros, y dejemos de suponer, pues en el imaginario vive muchas veces el estrés.
Finalmente quiero recordarte algo fundamental… RESPIRA, tómate una pausa, desarróllate en otros aspectos que te den felicidad, y ten en mente que, nuestro propósito no es sobrevivir, sino VIVIR e invertir en nosotros mismos, en nuestras relaciones y en la vida que merecemos.
POR: David Fuenzalida Cárdenas
Psicólogo
Especialista en Psicoterapia
Breve Centrada en Soluciones