octubre 14, 2025

Uso responsable de los productos oftalmológicos

La salud visual incide notoriamente en nuestra calidad de vida, por lo que los productos farmacéuticos de uso oftalmológico tienen un papel clave en la prevención y tratamiento de diversas afecciones. Sin embargo, su disponibilidad en farmacias y la percepción de que se trata de “fármacos inofensivos” lleva a que muchas personas los utilicen sin supervisión adecuada, lo que puede traer consecuencias negativas.

En términos generales, los colirios (gotas) y ungüentos oftálmicos se presentan en formulaciones ideales para actuar directamente sobre la superficie ocular. Entre los productos más comunes destacan:

• Lágrimas artificiales: utilizadas para lubricar y aliviar la resequedad ocular.

• Antibióticos: indicados para tratar infecciones bacterianas.

• Antiinflamatorios (con o sin corticoides): indicados en inflamación o alergias.

• Descongestionantes: destinados a reducir el enrojecimiento ocular.

Un aspecto crítico de estos medicamentos es su esterilidad. Nuestros ojos se componen de tejidos sensibles y vulnerables a infecciones, por lo que la contaminación del producto puede generar complicaciones graves que pueden comprometer severamente la visión. Por ello, los colirios se fabrican en condiciones estériles, y una vez abierto el envase se recomienda no prolongar su uso más allá de 30 días (aun cuando quede fluido disponible), siendo indispensable evitar el contacto de la punta del gotario con pestañas, párpados o superficies externas para no contaminar el aplicador.

El uso correcto de estos productos incluye un buen lavado de manos antes de la aplicación, respetar la dosificación indicada por el prescriptor, y nunca reutilizar frascos antiguos, conservando el envase bien cerrado y protegido de posibles contaminantes para garantizar la seguridad del paciente.

En cuanto a los riesgos, el mayor problema deriva de la automedicación. Muchas personas utilizan gotas “para el rojo del ojo” o antibióticos sin diagnóstico médico, lo que puede retrasar la detección de enfermedades graves como glaucoma, queratitis o lesiones corneales. El uso indebido de corticoides oftálmicos, por ejemplo, puede provocar complicaciones serias como aumento de la presión intraocular o infecciones oportunistas.

En conclusión, los productos oftalmológicos son valiosos para el cuidado de la salud visual, pero sus beneficios dependen del uso responsable. Ante cualquier síntoma ocular persistente, lo más recomendable es consultar a un oftalmólogo o profesional de la salud, evitando la automedicación y garantizando así un tratamiento seguro y eficaz.

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